TODO NOMBRE TIENE UN PORQUE...

Todo en esta vida tiene una razón, un por qué, calquier nombre viene por alguna circunstancia... y el nombre de nuestro blog también lo tiene... La temporada pasada fué un mal año para el esqui de travesía en nuestras queridas montañas cantabras. Terminaba 2011 y casi "no habiamos tocado pelo". Y un día en el rocodromo entrenando un poco con un grupo de amigos, y ante una pequeña nevada que se supone había caido en la zona alta de la Cordillera uno de los presentes dijo... Hay nieve, allí hay nieve. Hay que ir! aunque se jodan!... estoy harto de ponerme los esquis encima de la alfombra del salón... aunque se jodan!

Y así ha nacido aunquesejodan.blogspot.com



martes, 20 de agosto de 2013

ACLIMATANDO EN ZERMATT - BREITHORN OESTE (4165 mts) Y CENTRAL (4159 mts); MÁS POLLUX (4092 mts)

Mes de mayo de 2013. Parece que se ve el final de esta espectacular temporada de montaña invernal. Toca empezar a pensar en los objetivos de la temporada estival. Antes de que nos de tiempo a pensar o planificar algo, recibo el correo de Javier Galbally -compañero de expedición a Ecuador hace un par de años- que actualmente reside en la parte italiana de los Alpes. Me comenta que dispone de unos días libres para hacer alguna actividad por la zona, aprovechando que viene su familia a visitarle -otros montañeros de "pro"-. Comento el planteamiento con el resto de compañeros. La respuesta es inmediata: Oli, Alvarito y Edu disponen de días libres en las fechas elegidas, solo queda establecer el proyecto, que queda perfilado tras remitirnos unos cuantos correos: 1º.- Aclimatación en Zermatt; 2º.- Intentar subir al Dufourspitze o Monte Rosa; 3º- Viaje a Chamonix e intento del Mont Blanc por la ruta de los cuatromiles -también llamada ruta de los tres montes-.

El 27 de julio de 2013 salimos desde santander Oli, Alvarito, Edu y yo, dirección Zermatt, donde nos esperan Javier y el resto de su familia -sus padres, John y Teresa, su hermana, Elena, y su pareja, Carmen-. El planteamiento del viaje ya es conocido, salida a las 4 hs, turnos de tres horas de conducción y paradas cortas para comer algo y descansar un poco de la rutina en la furgoneta. En este caso el viaje se torna un poco duro, ya que pillamos la operación retorno... Al final llegamos a Tasch a las 22 hs, donde todavía nos queda descargar todo el material de la furgo, subirlo a dos carritos y meternos en el tren que nos llevará hasta el centro de Zermatt.



Viaje largo y merecido descanso en el apartamento que teníamos reservado en medio del pueblo con vistas privilegiadas a la roca famosa -muy buen trabajo, Javier-.


Día 28 de Julio: Estiramiento de piernas de todo el equipo -Oli, Álvaro, Edu, Javier, John, Teresa, Carmen y Elena-:

Este día estaba prevista la aclimatación para el Dufourspitze. Nuestra idea era subir a la estación superior de las pistas de esquí -Klein Matterhorn- para intentar la ascensión a los Breithorn. Las condiciones meteorológicas no eran las mejores, pero nos equipamos con la idea de subir, cuando menos, a la estación y estar en altura unas cuantas horas aclimatando. Bajamos por primera vez al portal del apartamento con todo el material de invierno... primera decepción. Los Galbally nos comentan que el teleférico está cerrado por temporal... es necesario buscar una alternativa. Como quiera que no vamos a poder ganar altura por medios mecánicos, nos conformamos con hacer una pateada desde Zermatt hasta donde el tiempo nos lo permita. Subimos al apartamento y nos cambiamos el equipaje para hacer una ruta más "estival".

Volvemos a salir del apartamento y la segunda decepción, la roca esa que sale en todas las fotos del pueblo no se ve por ningún lado...



Como acabamos de llegar y tenemos reservado el refugio el día siguiente para subir a la punta Dufour, nos planteamos subir tranquilamente sin forzar la máquina, hasta donde nos apetezca. Salimos desde el centro de Zermatt (1600 mts) dirección al Mattelhorn o Mettelhorn (3.400 mts más o menos) -no confundir con el Matterhorn, que es una historia bien diferente-, pero sin la intención de subir hasta su cima, pues no nos parecía adecuado meternos tanto desnivel un día que estaba previsto únicamente estirar las patas.

El "paseo" comienza por un bello barranco, que asciende hacia una bella cabaña alpina -Edelweisshütte- que se ve desde el centro del pueblo en la ladera Oeste. Sube por una profunda y marcada brecha, por una cómoda senda entre los árboles -Herbriggweg- al lado de un torrente, allí llamados "Gabel".


Las vistas hacia Zermatt impresionantes.


Alcanzamos el grifo, sí un grifo bien grande, que da origen al torrente.



Sin darnos cuenta vamos ganando altura, disfrutando de los cada vez más bellos paisajes de la zona, hasta alcanzar la cabaña de Trift.



Desde aquí ya se pueden contemplar algunos glaciares y bellos picos del circo donde predominan el Obelgabelhorn y el Zinalrothorn, rodeadas de otras bellas y afiladas cumbres que no alcanzan la condición de cuatromiles, pero no por ello dejan de ser hermosas.





Aquí nos replanteamos el objetivo. Llevamos cerca de mil metros de desnivel positivo acumulado y alguno piensa que si seguimos hasta el Mettelhorn el desnivel acumulado nos va a pasar factura en el Dufourspitze o Monte Rosa. En el mismo poste donde se señala la desviación hacia el pico, Edu sentencia: "Si damos un solo paso en ese camino, todos sabemos que vamos a llegar a la cima." Los demás asentimos. Como no teníamos intención de meternos 1800 metros de desnivel el primer día, y teníamos latente una amenaza de tormenta, optamos por seguir la senda que nos lleva hacia el glaciar y su morrena, donde ya veremos a qué altura nos desviamos.


La senda discurre por el filo de la morrena.




Finalmente llegamos al Rothornhütte, refugio desde el que se acometen las ascensiones al Zinalrothorn y el Obergabelhorn.



 La altura del refugio 3.198 mts, es decir, solo 200 metros por debajo de la altura del Mettelhorn... vamos que, sin quererlo, al final nos metimos 1600 metrucos de desnivel, jejeje.



 En el refugio no paramos mucho, el viento y el frio iba incrementándose por momentos, del mismo modo que la concentración de nubes. Era el momento de bajar rápido al valle y rezar para que esas nubes se dispersaran por la noche...

A medio camino de bajada, una parada imprescindible en la Cabaña de Trift.




Día 29 de julio: Amago de salida hacia el refugio del Monte Rosa

Este era el día señalado para, tras una breve aclimatación en altura, subir al refugio de la punta Dufour. Durante la noche pudimos escuchar los constantes truenos y la cada vez más intensa lluvia. Cuando nos levantamos por la mañana la situación era desoladora. Las nubes nos rodeban, el río de Zermatt estaba a punto de desbordarse y seguían escuchándose los truenos... Nos lo tomamos con calma, a las 12 hs quedamos con Javier en el centro del pueblo para analizar la situación. Nos tomamos una cerveza y parece que el temporal amaina... llegamos a ver algún mínimo claro, que nos anima... no se si sería el efecto de la cerveza o qué, pero dos horas después estábamos otra vez con las mochilas cargadas a tope en la espalda, y puesta toda la equipación de invierno. Mismo ritual que la anterior ocasión... mismo bochorno al ponernos la equipación y misma sensación de frustración cuando llegamos al portal y comprobamos que la tormenta vuelve a coger fuerza... Cinco minutos de duda y vuelta a la habitación. Hoy toca paseo por el pueblo, mañana ya veremos lo que podemos hacer.

A todo esto, la dichosa roca sigue sin dar la cara... Los japoneses sacan fotos desde este puente hacia el lugar donde debería estar, pero ni rastro del pedrolo famoso..



Lo que queda claro en ese momento es que el primer objetivo de la expedición, el Monte Rosa, no iba a poder ser... Solo teníamos reservada esta fecha en el refugio y no había disponibilidad para otras fechas. La noche en este refugio es indispensable para hacer cumbre, teniendo en cuenta que desde el mismo hay 1800 metros de desnivel hasta la cumbre y no existe otro refugio cercano...

Para pasar el mal trago, la familia Galbally nos agasajó con una formidable cena, de la que no quedó ni tan siquiera un documento fotográfico ¡ÑAM!

Día 30 de julio: Comienza la aclimatación -Breithorn Oeste (4165 mts) y Breithorn Central (4159 mts)-. 

Nos levantamos pronto de la cama y nos dirigimos rápido a la ventana. El ruido del río, que pasa por debajo de la casa, nos impide saber hasta que lo comprobamos con nuestros ojos si está lloviendo o no. El día amanece despejado. Las únicas nubes se concentran en la roca esa que allí llaman Matterhorn. Oli y Edu aún tienen dudas de si realmente existe o es un invento de la oficina de turismo de Zermatt.

A las 7.30 hs nos encontramos todos los miembros de la expedición y nos dirigimos al teleférico para subir hasta la estación de Klein Matterhorn. Al principio tememos que vuelvan a aparecer las nubes en el tránsito entre nuestro apartamento y el portal... salimos temerosos y nos asomamos para comprobar que el tiempo sigue siendo propicio.

En las taquillas del teleférico nos dejamos un poco de peso extra que llevábamos. Esos 99 francos suizos que nos costó subir al glaciar -uno 82 euros- pesaban lo suyo, aunque los echo de menos (snif, snif). Este "peaje" se puede evitar mediante una larga caminata desde Zermatt que nos llevaría todo el día, pero nuestra intención es aclimatar haciendo algún cuatromil, no cargar con peso en una larga jornada de aproximación.

Desde la estación superior se ve muy cercano el Breithorn Occidental, nuestro objetivo y el de bastante más gente. No es un pico al que precisamente se vaya a disfrutar de la soledad. La cercanía de la cumbre desde la estación, así como la escasa dificultad de la misma -siempre y cuando se maneje con soltura el material de invierno-, anima a mucha gente a iniciarse aquí en el mundo de los cuatromiles de los alpes.





Nos encordamos en tres grupos (Oli, Edu y Alvarito / Miguel, Elena y Javier / John, Teresa y Carmen) y poco a poco subimos hacia la cumbre.



Al principio hay que atravesar el plateau del glaciar, hasta llegar a la rampa final, donde, tras un par de zetas, se hace una travesía diagonal que nos lleva hasta la zona cimera.


En la cumbre unas fotos rápidas, que el frio aprieta.





El día seguía siendo soleado, pero un incómodo viento nos impidió disfrutar de una estancia larga en la cumbre. Las dos primeras cordadas optamos por seguir la arista para alcanzar la cima central de los Breithorn, un poco más baja que la occidental.



Así se ve el inicio de la arista una vez descendimos al collado entre los dos Breithorn.



El camino hasta la cumbre central no tiene pérdida, se sigue la arista, prestando atención a las grandes cornisas que se forman -la traza evita la cornisa de la arista final del Breithorn central unos cuantos metros por debajo de esta-.







Llegamos al Breithorn Central y Oli se topa de frente con un guía suizo, con el que hace buenas migas. Está bien eso de hacer amigos en la montaña, eh Oli??. Aquí parte del grupo celebrando la cima.


Las vistas espectaculares. Por fin se ve la piedra esa famosa y, un poco al Noreste, el Weishorn. Pedazo montañones!!!




 Después de hacer estos dos picos, damos por cumplido el objetivo de la jornada, volviendo a la estación para descender hasta Zermatt. El horario de la estación no da para mucho, ya que a las 16.15 hs se hacen los últimos descensos de las cabinas.


Con los deberes cumplidos, volvemos a Zermatt y celebramos el éxito con una suculenta cena, incluída una tortilla de patata que sobrevivió al incidente llamado "No tenemos plato con el que dar la vuelta a la tortilla, ¿Como cojo**s lo hacemos?". Se obró el milagro y cenamos tortilla.


A todo esto, esa tarde, por fin, pudimos disfrutar de la famosa piedra







Día 31 de Julio: Pollux (4092 mts)

Como quiera que el objetivo principal en Zermatt no habíamos podido cumplirlo, nos planteamos otras metas. Este día teníamos que abandonar nuestro alojamiento en Zermatt y desplazarnos hasta unos apartamentos en una zona termal cercana a Francia, lo cual limitaba nuestras posibilidades.

Finalmente optamos por una cima cuya aproximación por el teleférico de Klein Matterhorn -tras desprendernos de más peso, otros 82 euracos del ala-, nos permitiría estar de vuelta por la tarde a una hora lógica. Teresa y Carmen se ahorraron ese peaje. El resto lo pagamos religiosamente.

La aproximación al pico desde la estación del teleférico lleva un buen rato, ya que hay que atravesar -en descenso- todos los Breithorn por su base. Por ese motivo quedamos a las 6.15 hs en la estación del teleférico, con la intención de pillar el primero que saliese... craso error... En el momento en el que llegamos a la estación ya había una aglomeración increíble de esquiadores esperando para subir al glaciar. No se cuantos serían, pero su número rondaría el centenar. No en vano en esta estación se concentran los mejores esquiadores de la zona para entrenarse en verano. Ahora entendemos porqué en España no tenemos tantos esquiadores en la élite mundial como sí los tienen en Austria, Suiza o Italia...



De esta forma, el tiempo que habíamos ganado madrugando un poco más, lo perdimos totalmente haciendo cola y recibiendo los empujones de los esquiadores. En conclusión, no nos mereció la pena madrugar tanto, para llegar al inicio de la ruta a la misma hora que el día anterior -cerca de las 9 hs-.

Nos distribuímos en tres cordadas (Oli, Edu y Álvarito / Javier y Elena / Miguel y John). Nos pareció lo más lógico, sobre todo teniendo en cuenta la trepada final a la cumbre.

Atravesamos el plateau y bordeamos los Breithorn.





El día era maravilloso y la aproximación la hicimos disfrutando de las vistas, haciendo todas las paradas oportunas para inmortalizar el momento. Sin prisa alcanzamos la base del pico, donde la cosa se empieza a poner más seria.



Al principio hay que subir un sencillo corredor que va a morir a la arista. Allí tomamos contacto con el granito del Pollux, comenzando con unas trepadas sin demasiada dificultad, pero en las que tenemos que estar atentos para no perder el rastro del camino que nos lleva a la trepada final.











La trepada final consiste en una placa que se atraviesa en horizontal hasta una chimenea que se asciende directamente hasta una horcada (grado III, ayudados por maromas). Allí montamos la primera reunión. Este tramo fue el que más dificultades nos planteó, no por la dificultad del mismo, sino porque en este punto nos cruzamos con nada más y nada menos que seis cordadas que bajaban del pico y estaban intentando rapelar desde la reunión de la horcada. Todos al tiempo!!! Unos rapelando, otros destrepando asegurados con prusiks -con la pérdida de tiempo que ello implica al tener que desmontar y montar el nudo en cada tramo de cuerda-, otros descolgados por sus guías. Nos llevó un buen rato alcanzar esta reunión, teniendo que luchar duro por evitar que nos pasaran por encima. Yo me quedé un buen rato agarrado a una roca esperando a que me dejaran un hueco por el que acceder a la reunión... Estábamos pagando el precio de haber salido desde la estación del teleférico tan tarde, ya que las cordadas que venían del refugio de Ayas habían podido hacer cumbre antes que nosotros.



Pasado este mal trago, afrontamos una sencilla placa (también con maroma) que finaliza en la arista de nieve, justo al lado de una estatua de la virgen.

Llegados a ese punto, observamos que el tiempo perdido en el primer tramo de la subida nos iba a poner difícil llegar a tiempo para coger el último teleférico... Para ganar tiempo, cada cordada, según terminaba la última placa de trepada, subió directamente a la cima. Ese tramo de arista lo subimos en poco más de 10 minutos, disfrutando de la cumbre únicamente un par de minutos, lo justo para dar testimonio fotográfico y contemplar de forma fugaz las cumbres de alrededor.









Descenso rápido hasta la estatua de la virgen y nos organizamos para montar dos rapeles -el primero hasta la horcada y el segundo hasta la repisa inferior de la travesía horizontal del principio-. El resto del descenso se puede hacer perfectamente desencordado.





Eran las 14.30 hs y nos quedaban menos de dos horas para llegar al teleférico. Era algo menos del tiempo invertido en la ida, solo que en este caso teníamos que remontar el desnivel perdido (unos 300 metros). No queríamos ni plantearnos el descenso a pié hasta Zermatt. Apretamos los dientes y para las 15.45 hs estábamos de nuevo en el teleférico. Respiramos tranquilos, esa noche íbamos a poder disfrutar de una buena cama a medio camino de Chamonix para descansar y soñar con nuestro objetivo final, el MONT BLANC.





1 comentario:

  1. Gran relato Miguel!!! Como lo pasamos de bien... y que nuevo amigo guía "Suizo" me eche jajajja. Si lo llego a saber cuando pasaba me "toco" jajaja, eso si, menos mal que no paso en la arista del Pollux y conoció a Edu jajajajajajjaja

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